jueves, 15 de noviembre de 2012

y pasó el día H

Hoy es el día después y  diarios,  informativos y analistas, con mayor o menor convicción, asumen que a lo más, la respuesta fue tibia.
¿Y quién no sabía esto antes de empezar?
Lo primero es que nadie espera ya a estas alturas que nuestros políticos se muevan en función de sus electores. Les somos útiles para "legitimarlos" y cuando agarran su acta se les borra el disco duro, se enchufan a esa maravillosa base de datos de poder y el programa cambia. De ahí en adelante, responden a las necesidades de un sistema manipulado por los grandes capitales y los lobis internacionales; y lo que es peor, se desconectan del mundo real.
En segundo lugar la figura de los sindicatos se ha depreciado tanto en este país que la impresión de la mayoría es que todas estas huelgas tienen más de sostener su propia estructura que de resolver los problemas de trabajadores/as (bueno, mayoritariamente parados/as).
También era de esperar que desde la manipulada Comisión Europea, un dia como ese, salga alguien y diga que el gobierno (en este caso el de España) lo está haciendo bien, vaya, para que no quede duda de que debe seguir tal cual.
Por último, porque cuando las situaciones llegan al nivel de deterioro en el que estamos, se quiera o no, perdemos gran parte de lo más necesario en una protesta: convicción de que tenemos posibilidades de cambiar algo.
¿Cuantos españoles/as creía que con un día de huelga el Gobierno iba, aunque solo fuese, a replantearse su política? ¿Cuántos estábamos convencido de que la huelga sería un éxito y realmente paralizaría el país?.
El problema es que gastar pólvora en salvas, no sirve más que para hacer ruido, pero sin embargo es posible que gastemos la que después nos hará falta de verdad.
Me habría ilusionado la huelga si el día de antes las colas de las gasolineras, de los supermercados, etc., hubieran dado dos vueltas a la manzana. Me hubiera ilusionado esto si unos días antes hubiera sabido que el Gobierno quería llegar a algún acuerdo con los sindicatos para evitar el paro. 
Pero si previamente no pasa nada de esto ni  parecido, era claro que lo único para lo que podría servir la huelga era para dejar de cobrar un día el salario y a cambio desahogarse... y poco más.
Entonces ¿hay que quedarse quieto y esperar?
Hay que moverse, claro que si, pero habría que tener imaginación y al igual que esta crisis no tiene nada que ver con las anteriores; al igual que la actuación de políticos roza (si es que no llega) la desfachatez; etc., había que jugarles con otras cartas.
Si ellos responden a los dictados de los mercados, ¿por qué el pueblo no adopta los dictados de la revolución?. Huelgas de consumo, desobediencia civil, extorsionar el funcionamiento de los auténticos centros de poder (Banca, bolsa, centros financieros, Comisión europea, FMI, Agencia de Calificación, BCE...  y si me apuran, el Parlamento Alemán.
Rodear a quienes de verdad deciden, nos dejarles vivir en paz, ni trabajar... y no caer en el error de que esto se soluciona apedreando comercios, parando autobuses o rodeando un Congreso que tiene menos capacidad de maniobra que un tanque en un pasillo.
Colapsar los programas de correo electrónicos, las sedes electrónicas de bancos, cajas, empresas de inversión, etc.
Y mientras tantos, trabajar un par de domingos gratis, porque si el gobierno dice que lo perdido en un día de huelga equivale al costo del 80% de las hipotecas, haciendo esto, en dos domingos saldamos la deuda hipotecaria de los españoles ¿o no?.
Para acabar un consejo, lean el artículo en El Mundo de Cristina Fallaras, rezuma ese estado de animo a que nos han llevado el ser pacientes, el no deteriorar la imagen del país, etc., etc..
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/14/espana/1352895914.html

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