martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz Navidad Majestad, Vd. que puede.

Feliz Navidad Majestad.
No iba a pasar por alto la oportunidad de comentar su discurso porque puede que sea, junto al 23 F, el día que más lo haya esperado.
¿Como cambian los tiempos, verdad?. Qué gran diferencia entre aquel Rey de hace más de tres décadas y de el que me encontré anoche. No me refiero solo a la edad, también me miro yo al espejo y soy consciente de que los años nos cambian a todos. La diferencia es que yo aún estoy dispuesto a explicar la verdad, a defenderla, a no ocultarla con retorica barata... y Vd. Majestad, mide escrupulosamente lo que dice, no para defender a su pueblo, si no para no molestar a los que abusan de él. Claro, ¿qué yo no tengo sus responsabilidades?, sin ninguna duda Majestad, pero tampoco tengo su poder.
Claro que hemos pasado crisis y tiene mucha razón, nos ha salvado la confianza en nosotros mismos y la de los unos en los otros, y de forma especial, la confianza de los gobernados para con sus gobernantes. Ahí estriba la diferencia, Majestad; ahí está, no le de mas vueltas.
Entre el 23-F,  con unos líderes políticos  en el Congreso de los Diputados, defendiendo la soberanía popular y los derechos democráticos aún a riesgo de sus vidas y un Rey sin miedo a molestar a quienes querían secuestrar nuestras libertades... y lo que tenemos hoy, va un abismo.
Los ciudadanos confiamos en nuestras fuerzas, si no como íbamos a resistir tanto como resistimos. Pero ya no podemos confiar ni en quienes hemos votado, y perdoneme, tampoco en Vd.. Y lo que es peor, ya no confiamos en la institución de la Corona.
Nuestra última esperanza es  ver un día como los culpables son castigados y como de nuevo un pueblo impondrá sus derechos. Confiamos en nuestra capacidad de soportar la injusticia, el robo material y moral al que nos someten nuestros dirigentes; pero permitame que le diga que seríamos ilusos si aún confiáramos en los que mienten, en los que roban, en los que engañan, en los que se prestan más al beneficio de los poderosos que al del pueblo que los eligió. Permitame también decirle que Vd, Majestad, que quizás no nos haya robado económicamente, quizás no haya medrado para que a costa de los pobres vivan mejor los ricos, pero Vd. nos ha robado algo que ha hecho grande a este pueblo desde aquel lejano 1975, "la confianza en un Rey".
No me vale que diga que la política está desprestigiada, no me vale que diga que hay que unir más que separar, no me vale que diga que austeridad y estímulos deben conjugarse.
Esperaba algo más de Vd.; esperaba que reivindicara los derechos y el bienestar de los ciudadanos por encima de cualquier otra cosa. Esperaba que dijera aquello de ... la Corona está de  parte de los ciudadanos para tomar las medidas que sean necesarias y evitar que sigan maltratando al pueblo. Esperaba que recordarse a los políticos que Vd. tiene la potestad última de disolver las Cámaras y cesar al Presidente, si claramente van contra los principios irrenunciables de defender los derechos de los ciudadanos que consagra la Constitución.
Ya sé, hace algo más de 30 años Vd. contaba con un pueblo y contaba con la confianza en si mismo; por desgracia, me temo que ambas cosas se han ido perdiendo.
¿Que los problemas son complejos y las soluciones también?. Quizás, ¿no lo eran los de 1981?.
Majestad, permitame decirle que no es cuestión de complejidad, que es cuestión de orden. Hace 30 años  puso al pueblo primero, ahora está permitiendo que se ponga primero  todo y aún no sabemos cuando nos tocará a nosotros, a los ciudadanos.
No soy un republicano, tampoco soy un monárquico, soy un ciudadano sencillo que quiere una forma de gobierno honesta, auténtica, cuya principal obsesión sea salvaguardar la dignidad y los derechos de los ciudadanos, sin excepciones, sin ninguna excepción.
Soy un ciudadano que no quiere políticos que entienden que viajar en turista es un desprestigio cuando los ciudadanos, a millones, no tienen para comer o casa donde vivir. Sentirse en el derecho de mantener esos privilegios, no es  otra cosa que dar un "golpe" al Estado que nos dimos con el sacrificio de muchos. No vamos a confía en políticos que permiten la corrupción o la ejercen casi casi en la impunidad,  que son mas dañinos para el pueblo que un puñado de guardias dando algunos tiros en el Congreso. No quiero políticos que no son capaces de asumir su fracaso, sus mentiras, sus proceder injusto... ellos son el auténtico "opio" del pueblo.
Seis millones de personas no tienen trabajo y muchos ni un triste subsidio que llevarse a la boca, a los que aun trabajamos nos han bajados los sueldos, subidos lo impuestos, pisoteado derechos... y mientras, la clase política sigue disfrutando de inmerecidos privilegios. La clase política sigue amparando a quienes roban más que ellos, los banqueros. La justicia se debate entre la protesta y la falta de equidad. Los escasos recursos aún disponibles están al servicio del capital,  los ricos pagan menos impuestos que nadie y se les han ampliado derechos hasta la vergüenza de amnistiarlos fiscalmente cuando a un padre de familia le hundirán para cobrarle un puñado de euros que deba.
Cuando la primera autoridad del Estado, ante la ruina de su pueblo, ante la evidencia de que hoy los ricos son mas ricos y los pobres somos más y más pobres, no  reacciona con contundencia, da igual que sea presidente de una república que rey, pierde lo esencial, la autoridad que emana de la convicción del pueblo, de que él es su dirigente.
En fin Majestad, yo esperaba que tuviera la fortaleza, el valor y la convicción que hizo que un día los tanques volvieran a sus cuarteles, que los golpistas se rindieran y que un pueblo se sintiera guiado por la mano de la justicia; pero ya veo, la enfermedad que ha hecho de nuestros políticos marionetas del capital, también le ha contagiado a Vd.
 ¿Por qué no ha salido diciendo que la Corona salvaguardará los derechos de los ciudadanos y que hace suyas las protestas justas del pueblo?.¿Por qué no ha denunciado que los bancos, los políticos y los corruptos, sean o no familiares suyos, deben pagar los daños que han causado a la Nación?.
A estas alturas, cuando un pueblo empieza a tener problema para cubrir sus necesidades básicas mientras unos pocos viven en la abundancia,  un Rey, debe dejarse de buenas palabras, de consejos y de paños calientes,  y demostrar porque su autoridad está por encima hasta de las urnas.
Majestad, su discurso de Navidad solo se ha diferenciado de otros, en que estaba Vd sentado en la mesa en lugar de en un sillón, poca  diferencia  para un pueblo cuya situación es ya, para la mayoría, insostenible.

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