jueves, 17 de enero de 2013

¿Hasta cuando el pueblo va soportar tanta poca vergüenza?

Me he puesto a buscar los números de teléfono de algunos bancos suizos, de las Islas Caimán , de Delaware... ¿Para qué?. Pues muy fácil, para ver si se me ha olvidado que tengo una cuenta en alguno de ellos con varios millones de euros. Claro, que no se si para tal problema de lagunas mentales, primero hay que ser un político. En fin, por probar que no quede.
Entre lo que ha ido a parar a esas "no" existentes cuentas, los palacetes y viajes (más de 90.000 se gastaron dos cargos del IVAM en el billete de avión a China), las comisiones  a terceros, los bonus de los banqueros en la cúspide de las arruinadas cajas de ahorros, las subvenciones a compañías áreas para hacer escalas en aeropuertos de villa..., etc, etc, ...., con todo eso, los ajustes  que nuestro Gobierno entiende irrenunciables, no habría que haberlos hecho.
Todo esto, sin tener en cuenta que la mitad de los altos cargos, asesores, concejales, etc,... de este País, están de sobra y sus coches secretarios/as, dietas, etc. , también.
Pero con todo, de los más impresentable de este Gobierno es que sea tan duro con los pobres e indefensos ciudadanos de clase media y tan débil con los ricos y poderosos. Hasta la UE, que en esto tiene bastante que callar, acaba de decirle a nuestro Gobierno que las medidas que tomo para frenar la ola de desahucios, no han tenido efecto sobre el sistema bancario (afortunadamente para la buena marcha de su negocio, el de los políticos y os banqueros, claro está) y que la razón es que no ha servido para nada. en resumen, que ha sido otro brindis al sol para hacernos creer que pretende ayudar a la mayoría cuando la realidad es que cara a nuestros intereses, los del pueblo, solo se hace cosmética mientras que para los poderosos se toman medidas o no se toman, para velar por los intereses de estos, sin ninguna duda.
El problema es que se sienten tan seguros, tan bien protegidos por los que ellos protegen, que no dudan en engañar sin pudor, exponer cuestiones absurdas y dar la cara hasta cuando de vergüenza se les debía de haber caído.
Para terminar solo una reflexión, Luis XVI, digo yo, también debió pensar que como Rey, la nobleza (que hoy son los bancos y los mercados) lo respaldaban.

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