Ayer, cuando oí las primeras noticias sobre los resultados de las elecciones griegas, me entró el miedo. Al contrario de lo que expresaban los políticos europeos sobre la bondad del resultado, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que lo ocurrido era, de nuevo, otra tragedia.
Que nuestros políticos consideren algo como bueno, a estas alturas, es para que el resto de los mortales nos echemos a temblar, y esta no iba a ser la excepción.
La razón de mi angustia ante lo que los responsables europeos llamaban anoche el triunfo de Europa, no es más que lo que necesitaban para seguir sin hacer nada contundente, es decir, para seguir pensando como sacar la mano del bote con la nuez de sus poltronas bien agarradas y el bote que forman "los mercados" intacto.
Si el resultado hubiera sido el contrario, la tragedia podría ser tan grande como la de hoy para España, pero en ese caso, habria tocado a todos y ya se habrían puesto las pilas para salvarse, para salvarnos.
Como ganaron los que seguirán haciendo lo mismo, los líderes europeos se pasarán unos días de ensueño (a cargo de nuestros impuestos) en los maravillosos Cabos mexicanos y diciendo palabras rimbombantes que seguirán acercándonos a todos los demás a la ruina. Los Bancos Centrales, incluido el BCE, no pondrán en marcha ninguna de las medidas que decía iban a tomar si Grecía les metía el miedo en el cuerpo.
En fin, podemos esperar otros pocos de meses, cuanto menos, de más miseria para los ciudadanos y más viajes a cuerpo de rey de nuestro políticos.
La verdad es que no se para que tanta reunión, cuando después, si hay que tomar una decisión importante (por ejemplo la de los 100.000 millones de España) lo hacen conectándose por internet o simplemente desde su móvil. Pero bueno, para mi que lo que para ellos tiene interés es viajar y de camino dar de comer a aerolíneas y hosteleros , que también les hace falta. Por cierto, ¿mira que si en Los Cabos con la violencia que hay México se liara la mundial?, ya, se me olvidaba que eso, como lo de los recortes, allá y aqui, queda para los pobres
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