sábado, 18 de enero de 2014

Mi padre

Hace unos días falleció mi padre y creo que es de justicia que en este blog por aquello del título , "por decirlo que no quede" ,  he de dedicarle una entrada.
Mi padre fue un hombre singular, no es que lo diga yo que soy su hijo, es que lo dice todo el que lo conoció en vida.
Al igual que yo desde una formación matemática he recalado en la acción socio sanitaria sin abandonar la docencia, mi padre pasó de ganadero castellano a guardia civil y recaló al final en la Teología (Diacono de la Iglesia Católica).
Sin embargo, y aunque parezca increíble hay en su vida un hilo conductor común que a pesar de los rotundos cambios de actividad, se dejó siempre entrever. Mi padre fue siempre un defensor de la justicia y cuando la justicia no era capaz de defender al débil, el aplicaba su propia "justicia", el amor por las personas.
Ni fue un guardia civil cualquiera, ni un católico cualquiera, ni un padre cualquiera. Porque cuando un hijo, más allá de las diferencias generacionales e ideológicas, que las teníamos, se siente orgulloso de ser el hijo de... es porque esa padre es especial.
De mi padre aprendí muchas cosas, pero querría resaltar algunas que creo que han marcado mi forma de ser:
-La honestidad. Se puede estar de acuerdo o no con la gente, se puede estar de acuerdo o no con las situaciones, pero hay que ser honesto siempre , contigo mismo y con los demás.
-El estudio como forma de compreNder el mundo y la humanidad. Nuestras ideas personales pueden tener valor, pero lo pierden cuando se han formado al azar, por las circunstancias de la vida. Lo que piensas y crees toma valor cuando lo fundamentas el estudio, en la reflexión, en el debate sereno con la gente que sabe más que  tú, que llegó antes que tú, que hizo cosas antes que tú. De lo contrario, nuestras opiniones y nuestras verdades son gratuitas, del escaso valor que tienen las ideas sin fundamentos.
-La gente es buen hasta que demuestra lo contrario. No trates de defenderte de nadie que no te ha hecho mal, igual estás defendiéndote de una extraordinaria persona que te puede aportar mucho, es preferible equivocarse, siempre puedes rectificar. Pero si desprecia de entrada a alguien, nunca sabrás lo que pudiste aprender de él.
-El odio no tiene sentido ni para con los enemigos, es más, odiar al enemigo es el mayor de los errores, déjale que te odie él si quiere, así tu no tendrás que perder el tiempo en odiar y si algún día tu enemigo  rectifica y te valora, a ti no te costará esfuerzo tenderle la mano.
-Si no ayudas, no esperes ser ayudado. Puede que se compadezcan de ti, puede que hasta ponga a tu disposición algún bien que necesitas, pero si no has demostrado antes que cuando pudiste ayudastes, será eso, solo caridad, solo piedad. El hombre que ayuda a los demás, siempre encontrara a alguien que le ayude sin menoscabar su dignidad.
-Contra la injusticia hay que luchar cueste lo cueste. Todos merecen ser tratados con justicia, aunque ellos sean injustos, porque si  te rebajas a su condición, te conviertes en injusto. No siempre la ley es justa, y no siempre la autoridad es justas , pero la única esperanza que podemos tener es que nosotros, los de a pie, los unos para con los otros , lo seamos.
Mi padre era un convencido de que la educación era lo que hacia libre y sabia a las personas y siempre recuerdo que las primera ocasión que pudo elegir en unas votaciones, lo hizo por un partido que jamas llego a tener ni representante y cuando me confesó porque, me dijo, "estos decían que había que escolarizar a todos los niños y niñas y que si era necesario tabicarían el ayuntamiento para hacer clases". Inocencia seguramente de alguien que había vivido media vida en una dictadura, pero escaparate de lo que mas amaba en lo mas profundo de el mismo.  Por eso, aún recuerdo cuando le dije que había decidido dedicarme a docencia, se le iluminó la mirada.
Por todas esas y muchas otras enseñanzas y ejemplos, se que hay que pelear sin desánimo por la verdad, por la justicia, por la humanidad. No importa si eres fuerte o débil, la inteligencia, la educación, y la honestidad, combinadas adecuadamente siempre son un arma terrible para los que prefieren medrar, engañar, ser deshonesto o injusto, para vivir mejor. Claro está, que llaman vivir a algo tremendamente triste: "la posesión de riquezas materiales".
A mí, mi padre me enseñó que por encima de esas riquezas materiales hay otras muchas, inmensamente mas atractiva y que una vez que las posees nadie podrá arrebatártelas,... NI LOS MERCADOS.

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