domingo, 24 de febrero de 2013

Solo se expresa lo que se tiene dentro, incluida la cobardía


El Sr Salvador Victoria (al que me cuesta llamar Sr.) nos acaba de dar una lección de en manos de quien está el gobierno de este país. Ya es grave tachar de golpista al pueblo que expresa libremente su descontento con unos políticos y unas políticas que claramente solo les benefician a ellos y a sus secuaces y a las clases privilegiadas. Pues con todo y eso, lo que mas desacredita es su “cobardía”.

¿Qué hacemos en manos de unos descerebrados que consideran al pueblo súbditos, que entienden que la clase llamada a gobernar está por encima del bien y el mal y que lo que se haga por ellos está bien, por que lo han hecho ellos?.

Pues aún me asalta una pregunta aun más delicada: ¿Qué hacemos en manos de cobardes que por salvar sus privilegios son capaces de decir y escribir algo por la mañana y echarse atrás por la tarde?

Casi prefiero a un sinvergüenza de colmillo retorcido que aun cobarde… y menos si es la segunda autoridad de la Comunidad de Madrid, o el 5º de cualquier otra, por poner un ejemplo.

Esto solo se presencia en los patios de recreo de infantil y primaria, donde el miedo a las consecuencias hace a cualquier niño o niña negar hasta lo evidente. ¡Dios mío, estamos en manos de parvulitos mentales!

Es aún peor, estamos en manos de gente sectaria, convencida que por nacer en tal familia o conocer a fulano o mengano, están por encima de los demás. Que entienden la democracia como un juego en el que al “pobre” pueblo se le entretiene con unos papelitos y después se les da… lo que se merecen, siempre según criterio de ellos.

¿Qué no se refería a todo el mundo? ¿Qué el hablaba de los antisistema?. Vamos a ver muchacho, que los antisistemas tienen los mismos derechos a defender sus principios que tú, igual la única diferencia es que ellos tienen agallas para defenderlos y a ti te falta muchísimo.

Por último solo concretar una idea más: el pueblo jamás puede ser golpista”, como depositario de la soberanía está en su derecho de cambiar los dirigentes a los que un día cedió su representación. Aún equivocado, el pueblo tiene siempre el derecho a renegar de los que han faltado a su palabra en el ejercicio del deber, a los que se han lucrado a costa de los ciudadanos y sin duda, a los que les ofenden como es el caso del este “fulano”

Impedirle el acceso a ese que llama “su” puesto y cuya propiedad solo la ostentan los ciudadanos.

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